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29 junio 2013 6 29 /06 /junio /2013 22:50

Perfiles de un movimiento político alternativo, claro y distinto

29 DE JUNIO DEL 2013

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LUIS ULLOA MOREL

Pedagogo, profesor y político

Sobre mí
Autor de Lo nacional y lo popular en la cultura Estado, Iglesia y Educación en la República Dominicana (1930-186), Los caminos del aprendizaje, Enseñar es fácil, vocabulario Político-social básico, Para entender filosofía, y numerosos artículos.

En la entrega anterior (El factor Danilo y la necesidad de una alternativa clara y distinta) me centraba en dos ideas: la vida nacional dominicana requiere de una propuesta alternativa política a los ejes de poder tradicionales; en la materialización de este objetivo jugará un papel favorable o desfavorable la manera como termine en la percepción pública el actual gobierno de Medina. Explique en qué único sentido.

La necesidad de que por fin ocupe su lugar este gran ausente no entra en discusión para mínimamente enterado de la escandalosa realidad nacional y que conserve algo de sensatez. La motivación puede variar desde la bonachona inquietud por la inexistencia de alguna fuerza que “contrapese” los sectores actuales de poder escasamente limitados (y darnos as un cierto “equilibrio democrático”) hasta el deseo puro y simple que la sociedad dominicana supere en sus raíces el actual modelo.

Me inscribo desde luego en esta última pretensión: que nadie me busque para solo tratar de procurar en “equilibrio” que a la larga, por lo demás,  puede resultar engañoso…

Pretendo esbozar aquí algunos de los rasgos que a mi juicio debería a sumir un proyecto verdaderamente alternativo y verdaderamente viable en la condiciones actúales de la Republica Dominicana. Ideas más bien sueltas que no pueden ir más allá de modestas y a veces trilladas sugerencias…

Claro y distinto. Significa que quienes le miren y le escuchen le pueden identificar sin confusión, sin perdedera, sin dudas, gústele o no. Para ello hay que establecer, decir y hacer sin ambigüedades. El mejor modo, el único auténticamente posible, es no temer a aparentar lo que se es: radicalmente distinto en naturaleza y propósitos. Distintos porque no nos mueven disgustos momentáneos –quizás personales—con los grupos tradicionales ni mucho menos hacer de nuevos “emergentes” de triste condición e historia. Claros y distintos porque nos anima la convicción profunda de que le modelo social vigente no sirve. Claros y distintos por una cuestión también –o más bien ante todo— de personas cuyos hechos han dicho y dicen. Claros y distintos, en fin, en estilos, lenguajes, medios…

Basado en propuestas concretas, entendibles y movilizadoras. Los pueblos no votan –si de votar se tratara—en función de valores genéricos, de esos que nadie reniega publica y teóricamente, sino por formulaciones concretas que logran entender o al menos intuir. Lo de claro y distinto se identifica en lo distinto y claro de las propuestas concretas. Si se está convencido de la superioridad de nuestra alternativa, seamos suficientemente específicos en todo aquello que constituye la propuesta: claros y específicos sobre las relaciones dominico-haitianas, sin ambages sobre los derechos reproductivos y sexuales, y sobre esa vergüenza nacional llamada Concordato; y lo suficientemente aterrizados sobre política de empleo, desarrollo y redistribución de la renta nacional, y sobre energía, educación, sistema de salud y seguridad social y seguridad ciudadana… La clave no está en los temas en cuanto tales–¿quién no habla a diario de todo en el país?-- sino en el compromiso con unas propuestas cuyas bondades debemos ser capaces de mostrar y demostrar desde ahora y en la práctica: más que simples promesas de “lo que haremos cuando lleguemos”, deben constituirse en banderas que movilicen a la gente aquí y ahora tras su consecución para cuanto antes, y que se conviertan, en todo caso, en motivo para llegar a gobernar.

Desarrollo y funcionalidad de movimiento, más que de partido. Imposible negar la necesidad de adoptar formatos de partido –por razones legales, entre otras—para un proyecto político alternativo en el país. Sin embargo, no es propiamente un partido político, al menos en el sentido clásico, lo prácticamente abordable viable en las condiciones actuales del país: es un movimiento político-social. Es más un programa movilizador que un compuesto ideológico; es más personas y grupos ciudadanos que comités fijamente estructurados y estatutariamente limitados; mas horizontalidad y respeto a lo diverso que mando vertical.  Se trata de unir –ir uniendo—voluntades en torno al propósito de superar un modelo social que nos negamos a aceptar, un propósito que enunciamos en varias ideas centrales. Lo que sacaría de sus casillas a los grupos tradicionales y en el poder es ver que nace, crece y toma forma una decisión de cambiar el país.

Seria absurdo pretender que un movimiento tal deberá carecer de centros de coordinación, no adoptar ninguna forma organizativa, ninguna división del trabajo y cero mecanismos racionales de tomas de decisiones. Todo lo contrario: las necesidades organizativas deben irse imponiendo  y deberá pensarse en su adecuada satisfacción, todo en función de las mismas necesidades y exigencias. Pretender hoy, sin embargo, hacer hoy de la construcción de un partido, con toda su impecable ritualidad (sistemas de reuniones periódicas y obligatorias incluidas), obligatoriedad de pasar por no sé qué proceso previo, etc., es seguir suponiendo que el habido hace al monje y que disponemos de 30 años francos para todo. (Nada contra el concepto de partido: al menos no es el tema).

No basta con unir “lo que hay”, los (supuestamente) avanzados y conscientes de siempre. Tal vez ni siquiera sea esta la primera gran tarea, al menos si se pretende primero completar el ciclo. Nuestros más avanzados suelen ser también los proclives a pretender puestos de mando que no se han ganado. En muchos casos habría que hacer un paciente esfuerzo para que se decidan a abandonar sus zonillas de confort.  La gran tarea, la única y decisiva gran tarea es hacer despertar y movilizar a los grandes sectores aun dormidos, descreídos, desesperanzados y desalentados. Es esta la batalla decisiva. 

Unir voluntades diversas y niveles discímiles de comprensión y disposición. De eso se trata. Naturalmente, solo se puede unir lo diverso si existe una gran razón (factor objetivo) que se logra traducir en gran motivo (factor subjetivo). En el país de la primera condición tenemos para dar. La segunda es aun débil. Hay empero indicios de que esto puede cambiar más temprano que tarde…

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  • : VISIÓN POLÍTICA
  • : Este es un lugar en cual los hombres y mujeres de orientación política, podrán conocer mi sentido de lucha por una patria mejor y un porvenir más promisorio para nuestros Niños. Como político, hice lo que quizás pocos han hecho para su patria y su partido. Fui el hombre que 1978, desde el centro de información de la 30 marzo, intercepto todas las llamas del Palacio de Gobierno donde estaba Balaguer, y termino con darle el primer golpe de estado telefónico en América Latina. Sacando a
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