Por: Jorge Puello/Estratega del golpe a Balaguer 1978/Miembro del Foro Renovador
Las lágrimas que rodaron y que todavía siguen brotando en memoria de un hijo asesinado por protegidos delincuentes, son las misma que hoy se ahogan en asombro al trato dado a quienes material o intelectualmente sacrificaron las manos que sustentaba esa humilde familia.
Nadie quizás en este gobierno sabe quién es Karen, pero su dolor de madre desposeída de toda ayuda gubernamental, llene de espanto y de lutos a quienes como ella pasan por la pena
de tener que ir a visitar al cementero y llevar flores nuevas, a quien en vida fue su todo. Tenemos que hacernos eco del que sufre y pasa los sinsabores de la vida. Es a veces desconcertante el ver como los capos y cárteles de la droga, apoyado por la impunidad gubernamental de este desgobierno morado, se burlan de la justicia y de sus ciudadanos que votaron por ellos.
El linchamiento de ladrones y capos al través de todo el territorio nacional, es una señal de que andamos mal. Que un gobierno podrido desde los pies hasta la cabeza, no puede seguir enrumbando la nación hacia la más temible corrupción gubernamental jamás vivida. Hay un pasaje bíblico en que el maestro predicando, se acercaba una multitud que iba camino al cementerio y Jesús les dice: “DEJAD A LOS MUERTOS QUE ENTIERREN A SUS MUERTOS’ cierre de cita. Si la interpretación de éste pasaje la tomaron literalmente, ya si nos jodimos, solo nos resta decir que el diablo nos coja confesado, ya que no significamos nada para ellos y que se muera uno y que entierren el otro será la filosofía de gobernar de este ilustre presidente.
Si no se ejecuta la justicia, no puede haber constitución y sin constitución no puede haber ni existir gobierno alguno, pues la columna vertebrar de todo estado es hacer cumplir las leyes como lo exige su carta magna. Karen solo ha sido víctima del gobierno de turno, pues éste no supo protegerles sus derechos fundamentales que la protegen como ciudadana de esta Republica.
Sabemos también, que todos debemos ser protegidos por los derechos humanos, pero cuando el ciudadano renuncia a estos derechos, irrespetando todos sus artículos, mancillando todos sus acápites y infringiendo todas las leyes, por gravedad, queda exento de ser protegido por ello. Jamás un delincuente podrá tener los mismo derechos que sus víctimas; jamás un criminal puede estar por encima de un ciudadano que pague sus impuestos y quiera vivir en paz; jamás se puede comparar a un asesino con un hombre o mujer honrada, como tampoco, es justo de que la justicia sea comprada por los puñales de oros, ya que estos pueden comprar y apadrinar crínales.
A todas las Karen que hoy sufren el amargo dolor de la indiferencia gubernamental, que sepan que no están solas, pues todos nosotros estamos aquí para defenderlas y apoyarlas.