Por: Jorge Puello/Estratega del golpe a Balaguer 1978/Miembro del Foro Renovador
Una vez Trujillo, en uno de sus encuentros con sus acólitos y aduladores, llama a uno de sus fieles servidores y le pregunta:
-Yo deseo saber si el pueblo en realidad me quiere. Quiero saber mi aceptación ante la sociedad-.
El acolito lo mira y le dice:
-Présteme su sombrero mi General y se lo demostraré-.
Trujillo no vacilo mucho y se lo facilitó. El convidado corrió todo el salón diciéndole a todos y cada uno de ellos que depositaran una alta suma de dinero en el sombrero. Después de haberlo pasado 3 tres veces Trujillo lo llama y le dice:
-¿Pero hasta cuando es esta vaina?-
A lo que el acólito le responde, inmediatamente:
-Eso es lo dicen todos mi General, que hasta cuando es esta vaina-.
El gran oficial Turco y primer presidente de Turquía, Mustafa Kemal Ataturk, al igual que Trujillo quería saber si su pueblo lo amaba. Éste, muy inteligentemente se vistió de paisano y se envolvió entre la multitud de su pueblo, para saber la percepción y el nivel de aceptación que tenia. Con gran resultado, pudo evaluar y sopesar objetivamente, como era su aceptación a nivel general, sin intermediario y sin encuestas.
Si nuestro presidente reeleccionista decidiera bajar de su trono y caminar junto a su pueblo y saber cómo los narcotraficantes son dueños y amos de las calles. Si algún día decidiera saber lo que es tener que quitarse los zapatos y ponerse unos viejos por cualquier sector de la media isla, a cualquier hora de la noche. Si juntos caminásemos las calles sin alumbrado y sin bombilla cuando esta llega, si es que llega. Si nuestro Balaguer computarizado decidiera un día, dormir en cualquier casa nuestra para que escuche los disparos y ráfagas de pistolas que se escuchan en las noches. Si el Sultán Dominicano decidiera transitar nuestras calles o tomar un carro público, después de la 8 de la noche, entonces, y solo entonces podrá saber que tanto su pueblo lo quiere. Sabrá el amor compasivo que todos tenemos hacia él. Sabrá, coňo, lo que es vivir en un infierno terrenal y sin escapatoria. Sabrá, sin lugar a duda, en el estiércol que estamos pisando y el hambre que hace estallar los vientres llenos de aire.
Me pregunto si quizás estará escribiendo algunos salmos paganos, como su predecesor, y si nos los leerá en las cárceles o en algunos centros de torturas. También, no se puede descartar su Tebaida Lira que quizás ya está en su fase final.
Si no logramos sacar la hiedra del Palacio Nacional en este 2012, nuestros hijos nos los tomaran en cuenta y si subimos y no los enviamos a navajo, volverán a comer sus mismas fechorías.