Por: Jorge Puello/Estratega del golpe a Balaguer 1978/Miembro del Foro Renovador del PRD.
NADIE PUDO RESISTIRSE, SIN QUEDAR ENCANTADO, ANTE EL PODER DE LA ORATORIA EXHIBIDO POR JOSÉ FRANCISCO PEŇA GÓMEZ, LIDER DE LA TRINCHERAS DE ABRIL. Jorge Puello
El Orfeo de la tribuna dejó marcado para siempre todo el escenario político dominicano, llevándose consigo, toda una historia de frases bellas y aleaciones magistrales que nos hizo apreciar las letras y el dominio de la tribuna. Nuestra nación no parirá, por lo menos dentro de los próximos 100 años, otro hombre con la capacidad de convocatoria y el manejo del estrado como lo hizo el gran líder perredeista.
Si Orfeo añadió 2 cuerdas a la lira para que ésta propusiera un sonido más seductor y bello, Peña Gómez añadió al discurso, unas pléyades de citas y alusiones que hicieron del discurso y la exposición algo más que una pieza literaria. Los adornos vertidos a sus disertaciones, fueron admirado por sus mas acérrimos enemigos, pues no había de otra, ya que con la maestría que dominaba el verbo era algo solo comparado a la Lira de Orfeo, quien movía no solo a su audiencia, sino que hasta los árboles cambian de lugares para escuchar su cantar.
Todo aquel que escuchaba sus arengas, quedaba seducido por las combinaciones y el ritmo de las letras. Fue un químico literario, pues podía intercambiar citas y pasajes de tal forma, que el televidente o el radio escucha, solo le restaba mover la cabeza como signo de sorpresa y admiración. Peña Gómez fue y será, el hombre más influyente que allá nacido en suelo patrio y el más avezado en el uso del pulpito.
Hay que distinguir sus discursos de barricadas con el del expositor sereno y tranquilo, ya que por la época en que se desarrolló, fueron tiempos muy candentes en sentido revolucionarios. Su entorno, escultor de todos nuestros comportamientos, dio origen a que fuera tan fogoso y contundente en sus intervenciones. Peña fue el resultado de su medio ambiente. Se desarrolló bajo un cielo diezmado de muerte, persecución y dolor. Los gobiernos dictatoriales moldearon su espíritu. Las dictaduras añaden y tonifican su perfil, pero nunca lo doblegan. Rojas Pinilla ni el héroe de la Sierra Maestra, los hacen redireccional su norte. La caída del Muro de Berlín, ni la desaparición de los movimientos guerrilleros, tampoco hacen mella en su corazón impetuoso. Solo los asesinatos de amigos y compañeros que cayeron bajo el manto negro de los 12 malditos años del Balaguereto, fueron puntas de lanzas, para las explosividades que luego se reflejaron en todas sus intervenciones desde Tribuna Democrática.
Peña fue y será por siempre, el timonel de todos los perredeistas y el escultor del discurso revolucionario ilustrado, en toda la región del Caribe y de América.
LA EDUCACION ES EL REMEDIO PARA LA DIVISION
Y LA DISCIPLINA, LA MURALLA QUE IMPEDIRA SIEMPRE
EL DESVIO CORRECTO DEL RUMBO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DOMINICANO.
José Francisco Peña Gómez