Leonel Fernández no es un político pragmático como muchos otros. Es metodológico. Asesorado por expertos internacionales a los que les paga muy bien, se vale de las ciencias sociales. Elabora planes a corto y largo plazo, cuidando que la táctica no se anteponga a la estrategia. Nada lo deja al azar.
Quiere volver al Palacio Nacional dentro de cuatro años. Necesita limpiar su imagen. Es por eso que está inaugurando obras, muchas sin importancia, pero la prensa, “su” prensa, las destaca. Si antes no hablaba, ahora habla hasta por los codos.
Para volver a la presidencia de la República necesita dividir o destruir al Partido Revolucionario Dominicano para lo cual se está valiendo de Miguel Vargas, presidente de facto de esa organización.
Leonel hizo suya la mayoría de partidos pequeños corrompiéndolos. Al Partido Reformista, que era una fuerza importante, lo convirtió en una entelequia mafiosa dirigida por méndigos del poder detrás de un pedazo, aunque sea pequeño, del pastel del Estado.
El PRD es un obstáculo para las aspiraciones presidenciales de Leonel. De manera inteligente convirtió a Miguel Vargas en un socio perfecto. Una versión, no menos caricaturesca, de Carlos Morales. Ni más, ni menos.
Quebrado económicamente por haber invertido una enorme fortuna en sus campañas proselitistas, tanto en el PRD como en las presidenciales, al punto de vender o hipotecar una buena parte de sus bienes, Miguel está atrapado en las redes de Leonel. (Dicen que algunas empresas se están negociando con el gobierno de Leonel. Se habla hasta de 40 millones de dólares por unos almacenes que no cuestan más de 6 u 8 millones)
Sin dinero para seguir gastando, y sin fuerza real en el PRD, pero legitimado por una convención, un congreso y hasta un plebiscito, Miguel Vargas es el hombre perfecto, el Caballo de Troya ideal.
Leonel sabe que le deja a Danilo una bomba de tiempo. Cuando estalle nadie podrá responsabilizarlo. Para entonces tal vez esté lejos dando conferencias, o escondido en su multimillonaria Fundación Global, “matando el tiempo”.
El PRD fuerte y unificado es un problema de cara a las elecciones del 2016, porque a pesar de la traición de Miguel Vargas y su grupito, de los 60 mil millones de gastó Leonel para imponer a Danilo, que no son para de coco; a pesar del fraude, del uso de la fuerza, de una buena parte de los medios de comunicación vendidos, Hipólito Mejía obtuvo dos millones 200 mil votos. ¡Una verdadera proeza!
Es por eso que Leonel necesita destruir al PRD, dividirlo, debilitarlo. También tiene que aniquilar políticamente a Hipólito Mejía, figura emblemática de ese partido. Para lograr sus objetivos cuanta con Miguel Vargas. Es así. No es de otro modo. Los obispos y monjas que dentro del PRD están buscándole el lado a Miguel, están equivocados. A Miguel no le interesa el diálogo sincero y franco. No le interesa la unidad. Al contrario. Que me perdonen los obispos y las monjas pero un acuerdo con Miguel y su gente, no es ético ni moral. Con los traidores no se negocia, ni se negocia.
La legitimidad del PRD el Tribunal Superior Electoral no se la dio a Miguel, se la dio a Leonel. Es Leonel el verdadero presidente del PRD. Los obispos y las monjas del PRD que no pierdan su tiempo intentando un arreglo con Miguel. Que se dediquen a fortalecer y unificar al PRD que preside Andrés Bautista y dirigen Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez, entre muchos otros hombres y mujeres valiosos a los que sí les duele el PRD.