Por: Ing. Teódulo Antonio Mercedes El moderno movimiento social en San Juan de la Maguana En nuestra sociedad, donde la ostentación se ha convertido en una fuerte de poder, es necesario narrar los hechos históricos con el mayor desprendimiento pasional posible, para que solo primen los hechos y la racionalidad de lo acontecido en la época histórica que se pretende analizar.
Dichos criterios vienen a colación porque en la puesta en circulación del libro “Cautivo de mi verdad” del amigo Braulio Torres, ex dirigente de la otrora izquierda revolucionaria, se analiza el movimiento social en la década del 70 de la población de San Juan de la Maguana y se destaca la importancia política que los revolucionarios dieron a esa parte de la geografía nacional, cuando realizaban sus planes de desarrollo estratégico en vista de las actividades que culminarían con la toma del poder.
Sin pretender hacer una valoración crítica, de todos los conceptos políticos externados en el documento, quisiera aportan datos históricos que aparecen confusos, que quizás por carecer de las fuentes apropiadas no se quiso analizar el origen de la estructura política que realizó el vuelco histórico en los campos de San Juan, pero también es posible, por el “secretismo y las capillas” que predominan en lo que se denomina pensamiento de izquierda, donde todavía son las fuentes de discusión y de desavenencia de un movimiento social, que aunque justo, está hoy en un franco declive.
Motivado, como testigo de excepción de esas jornadas históricas, las cuales con el correr del tiempo y las murmuraciones tienden a distorsionarse, creo pertinente narrar, luego de mas de cuarenta años, la formación del Partido Comunista Dominicano, organización principal en la lucha por las reivindicaciones campesinas en el granero del sur. Considerando que es el tiempo apropiado para la conservación de la memoria histórica, porque la mayoría de las personas a la que menciono, todavía por la gracia de la vida, están disponibles para enmendar informaciones y para hablar de personajes que por su formación y simpleza, quieren permanecer anónimos a hechos relevantes en el quehacer de su vida al servicio de la tierra que lo vio nacer.
Para ese propósito utilizaré nombres de personas fallecidas y que quizás, ahora no se mencionan en el mundo político local y no forman parte de las fuentes vivas de los estudiosos de los movimientos de desarrollo social.
Luego de la Guerra de Abril de 1965, el movimiento político de San Juan no era gran cosa, porque los castorcistas nunca fueron fuertes ni tuvieron representatividad social, independiente de que personalidades locales hacían públicas sus afiliaciones ideológicas al Movimiento 14 de Junio.
Este grupo de izquierda tampoco tenía raíces en la comarca ni el interior de la nación, porque las vocinglerías ideológicas que se manifestaban en los predios de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, no habían llegado a los predios del mundo de las escuelas secundarias.
Por tal motivo, es necesario intentar visualizar el medio y ambiente que propiciaron el movimiento generacional que realizó los grandes cuestionamientos de nuestra estructura política desfasados de la realidad de nuestro porvenir.
En el año 1966 vine a Santo Domingo a solucionar problemas personales y aproveché el autobús dos pisos, de la ruta 7, para de manera escondida de mis tíos, llegar a la universidad y poder escuchar las incipientes discusiones políticas en el paraninfo de medicina y de ingeniería de la academia.
De lo escuchado y la propaganda, junto a folleto recibidos y comprados, en la entonces famosa librería Herrera, comenzó mi formación partidaria, desde luego, sustentada por los libros de historia y literatura que se habían constituidos en compañero fieles de una parte de mis compañeros de curso y de edad.
Como en nuestro país, el grado de imitación es una ley, los foros universitarios fueron trasladados a las noches del parque Sánchez, de la provincia antigua Benefactor, donde desafiando las actividades de espionaje de los organismos represivos del régimen, parte de la juventud indomable discutían acaloradamente sobre el mundo político nacional e internacional.
En una de esas discusiones, saqué a colación un folleto editado por Partido Comunista Dominicano, y defendí su posición política sobre la sociedad dominicana, llevando la contradicción a los contertulios Frank Fernández y Guillermo Prince, entre otros, que eran partidario del movimiento incipiente desarrollado por el Partido Comunista Chino.
Pasaron los días, apoderándose de todo la cotidianidad de las reuniones nocturnas del parque, con informaciones frescas de Radio Habana Cuba, a la que asistía luego de salir cansado de un taller de sastrería.
Una noche sin novedad, estando junto a mi el inolvidable amigo Henry Báez, se me acerca Nanito, chofer y mecánico, pero también estudiante, que por su corpulencia lo bautizamos como el gordo, asiduo participante de las discusiones políticas, quien me informa que una persona me buscaba, que estaba en la esquina en una camioneta que se visualizaba cerca de la iglesia, es decir contraria el lugar donde nos encontrábamos, frente al teatro Antonieta del municipio.
Por curiosidad fui al encuentro, cuando llegué me preguntó mi nombre y me dijo para mi tranquilidad, que era el hermano mayor de Nanito y que había ido de la capital a conversar conmigo.
Lleno de curiosidad, me monté en su vehículo y nos marchamos al parque del tribunal de justicia, famoso por su soledad en esa época y por la lejanía.
Dicho personaje, hasta hoy inolvidable, se llamo Frank Ferreira, famoso combatiente en la Revolución de Abril, quien abandonó los estudios de término de ingeniería civil y se convirtió en uno de los más activos cuadros militares del PCD, al cual la dirección política le había dado la encomienda de desarrollar la estructura partidaria en su pueblo de origen, para preparar el terreno para un futuro levantamiento militar.
En mi época juvenil, fue la persona que más cuidó de mí, al grado que en tiempos de persecución en Santo Domingo, siempre me buscaba alojamiento permanente, puesto que mantenía una red de casas alquiladas para actividades propias del buró militar.
En san Juan, fue el motor prendido de la estructura política, por sus relaciones familiares con persona que habían logrado estabilidad económica y social, lo que permitía a las estructuras de contacto partidario contar con los fondos apropiados en situaciones adversas. Hoy considero, que fue la vía de ingreso al partido, de Isaías Michelén, el cual ascendió de manera meteórica, al margen de la organización de San Juan de donde era oriundo.
Frank tenía la ventaja que conocía los problemas locales y las tribulaciones de la casa de familia, porque era casado y tenía una hermosa niña que hoy debe ser una bella mujer.
De esa reunión solitaria, me informó que conocía de mi formación política y quería discutir las posiciones de su partido conmigo, porque entendía que yo había asimilado de manera libre parte de ella.
Luego de dos o más horas de discusión, me comprometí a conversar con quienes tenían formación afines a la mía, que haríamos todo lo posible para formar la primera célula del Partido Comunista en esa ciudad.
Al día siguiente , temprano, me apersoné donde Danilo Pérez, quien tenía mejor y mayor conocimiento político que yo, puesto que era el secretario general de la juventud del Partido Revolucionario Dominicano, a nivel nacional, y por sus orígenes era anti trujillista, fuera de su exquisita formación cultural, según mi parecer, informándole de lo discutido.
Eso mismo realice con César Augusto Lapaix Butten, Cesarito, quien era el más inteligente y despierto de mis amigos, quien me informó que no debía de perder tiempo, que las ideas revolucionarias habían llegado a su pueblo y el quería ser portavoz de la buena nueva. Siempre sonriente, con su mirada alegre a través de sus ojos verdes, fue el más profundo estudioso de las ideas de Marx, en el San Juan del siglo pasado, partiendo a destiempo en los doce años, por medio de un simulado accidente en Santo Domingo Norte, lugar de grandes confrontaciones con las fuerzas represivas, cuando se dirigía a la universidad a continuar con sus estudios de medicina.
También acudí a casa de Damián Jiménez, era conocido como buen polemista y partidario de la revolución socialista, al mismo tiempo un gran amigo, quien me conminó a reunirnos lo mpas pronto posible para comenzar a operar como estructura política reconocida.
Dicha reunión se llevó en la casa de Danilo, en la que se decidió elegir un comité provisional, de la que fue electo como secretario provisional, Damián.
De igual manera, se acordó que Cesarito fuera a Santo Domingo, en representación de todos y se reuniera con la dirigencia del partido, anunciando la formación del comité provincial, sus componentes y las tareas inmediatas a desarrollar.
De ese primer acuerdo, se decidió la expansión inmediata del partido en los barrios populares, formando, por mi parte, una célula en la estrelleta compuesta por los hijos de Don Manuel Francés, conocido por su taller de caja de honras fúnebres, dos ebanistas más, uno llamado Ramón, que vivía frente a Bonito Señor, vecino de Mariano de Quirín, y de igual manera, otro vecino de Eugenito, quien hoy trabaja en la secretaría de Deporte.
De igual manera, debo mencionar a Rafael, de quien no recuerdo su apellido, pero que la dificultad en el medio y sus orígenes humildes propiciaron que en poco tiempo, pasara a la cruzada de amor, en búsqueda de prebendas. Grupo de extrema derecha, auspiciado por una hermana del presidente Joaquín Balaguer.
Pero la mejor adquisición, fue la de Joselín de los Santos, hoy prestigioso médico, quien al ser amigo y vecino de Anulfo Mateo, logró conquistarlo.
Mas luego, de Anulfo, el eminente siquiatra se puede decir que fue el mejor representante de todos los tiempos del Partido Comunista en el sur profundo, el cual estuvo presente en los momentos de mayor dificultad de la región y a la que, a diferencia de todo los demás, retornó a sus predios a poner sus conocimientos al servicios de sus amigos de siempre y de nuevos ciudadanos.
César, también formó una célula por la gallera nueva, en la que estuvo Miguel Rosado, quien con el tiempo, por vía de la organización se iría a estudiar a la Unión Soviética y a su regreso logró, por el voto libre del claustro universitario, llegar a ser rector.
Por parte de Damián, recuerdo el reclutamiento de nuestro gran amigo, Aquiles Valdez, personalidad destacada en esos momentos, por sus investigaciones literarias y muy ligado por su familia a las actividades docentes en el pueblo.
Por el lado de Danilo, se producen los contactos con Guillermo Piña Contreras, quien más luego, también fue militante destacado del partido, siendo un leal colaborador del secretario general, hasta su partida a donde el profesor Juan Bosch, quien lo hace un fiel colaborador en sus trabajos literarios.
Danilo, por sus orígenes, fue el lazo permanente del movimiento revolucionario con parte de la burguesía sanjuanera, la cual estuvo siempre en la línea de colaboración con los pecedeistas por trabajo y prédica de Danilo Domínguez.
Quiero destacar un contacto que proviene de la calle 12 de julio, fue un zapatero llamado Charley, el cual en poco tiempo fue muy buen militante y hombre discreto. De ese personaje tengo duda de quien lo reclutó, a la hora de escribir esta importante historia, aunque escuché una vez decir a Danilo, que él lo hizo, creo que fue Damián, porque su centro de operación y reclutamiento estaba en la calle de Charley y el como personaje siempre lo asoció a Aquiles Valdez, quien era hombre de su confianza partidaria. Por medio de ese zapatero, llegó al PCD, el gran Marino Reyes, quien según Juancito, provenía de los lados de Elías Piña, es decir de nuestra frontera con Haití en la parte sur, vivía en una choza del barrio en formación en la periferia de la ciudad llamado los transformadores, al sur geográfico del asentamiento poblacional, lo cual era un hervidero de personas que llegaban de los campos cercanos, con todas las miserias acumuladas en sus lugares de origen. Su llegada el PCD, fue un aire fresco en una sala cerrada, llegó con todos los vicios de sus orígenes, quizás con algo más, pero con la disposición de hacer posible la llegada del socialismo a suelo nacional. Para eso, estaba dispuesto a todo, y su disposición al trabajo y el sacrificio era infinita, al mismo tiempo que su presencia representaba la solidaridad en persona. En su barrio, reclutó o permitió que se hiciera el contacto con el hoy doctor Genaro Pimentel (Mimín), al doctor Rafael Mateo (Tengo), al agrónomo Gonzalo Ramírez (Juancito),a Domingo Rodríguez (Mingo), y la familia de Doña Cira, con todos sus descendientes, que eran bastantes y buenos militantes, comenzando por las hijas, Mayra Alcántara y María, la dulce y recordada María, siendo las primeras mujeres militantes de verdad en el olvidado y distante San Juan de la Maguana. El crecimiento asombroso y en escaso tiempo, determinó que se enviara a Claudio Montas(Freddy) desde San Cristóbal, como profesional para nuestra ciudad, con residencia en el barrio de Los Transformadores, para atender los nuevos por el compañero Marino, formando células de 7 y 8 personas en lugar de las clásicas de 3 y 4. En fin, se necesitó un nuevo militante pago, para administrar todo el poder concentrado que produjo el movimiento social en la época de los 70 en el barrio de Los Transformadores, fortaleza imbatible del primer grupo de izquierda en un barrio marginal en tiempo de revoluciones.
Marino, por sus orígenes y habilidades, trabajó en la vertebración de los movimientos campesinos y en todas clases de operativos, pero su bajo nivel cultural siempre fue su limitante, lo que le impedía ascender en la escala de dirección de la maquinaria política, sobre todo, cuando los nuevos reclutados de su lugar tenían superior formación y habían dedicado su existencia al igual que él, al desarrollo de la institución. Su buen olfato político, al ver que manchábamos los dirigentes históricos, lo condujo a preparar su partida de manera independiente, para otra tierra que pudiera ofertarle un mejor porvenir.
Así como Rafael Emilio Pineda, quien fue buen militante luego de nuestra despedida del pueblo, logró irse, no sé cómo, para Chile y allá logró determinada estabilidad, que se amplió con el triunfo de las fuerzas del cambio. Cuando se produjo el golpe, combatió junto al pueblo y las fuerzas de Salvador Allende, luego del fracaso de la Unidad Popular, era imposible su permanencia en ese país, donde las fuerzas de la seguridad, lo señalaban como cubano, retornando a la patria con una chilena y creo que un niño de manera misteriosa, así como su partida.
Parece que la ayuda recibida fue escasa, frente a grandes precariedades y frustraciones en ese entorno social, lo cual no podía ser de otra manera, en ese mundo de precariedades. El diario vivir parece que lo llevó a ejercer de informante de la policía secreta en San Juan, así como otros lo hicieron en la Barahona, del Biran, en iguales condiciones.
Me dicen sus conocidos, que en esa parte de su existencia funesta, siempre tenía un gesto de amistad para sus ex compañeros, a quienes le informaba de eventuales redadas o actos delictivos a cometer por las fuerzas represivas.
Consideró, que sus aportaciones a la causa del bienestar de la felicidad del dominicano y del chileno tenían un peso mayor que las iniquidades cometidas por el empuje del hambre y la miseria a la que fue sometido.
Por ese motivo, como revolucionario, también despliego mis banderas ante una víctima cercana de todo aquello, que hemos jurado desterrar de nuestro suelo y en esta hora de recuerdos y aportaciones, sin saber de su existencia, reconozco sus colosales contribuciones al anhelado bien social, que cuarenta años después estamos reclamando.
Antes de finalizar la década de los años 70, abandonamos el suelo Quisqueyano, todos los fundadores del PCD en el pueblo de origen de mi madre, y así como es la vida, otro fue el desarrollo, lo cual hizo posible que una parte retornásemos a la patria en el 78 como profesionales, a representar las ideas de la democracia y la libertad, en la boletas roja y amarilla, emblema local de la ideas comunistas en las elecciones que dieron como triunfador al mejor presidente de todos los tiempos, el hacendado, don Antonio Guzmán Fernández, del Partido Revolucionario Dominico. La represión desatada por el general Guzmán Acosta, produjo tres muertos en San Juan, lo que no impidió que los candidatos comunistas presentados,} lograran los resultados más altos de todos los alcanzados a nivel nacional, dando muestra de la confianza depositada por los votantes de la comunidad frente a las ideas de progreso y sus portadores.
En esa nueva época otros eran los actores y las circunstancias, interviene la Doctora Magnolia Suazo y el grupo de Los Transformadores, los cuales habían ido a la escuela de cuadro perteneciente al Partido Comunista de la Unión Soviética. De todos esos valiosos militante debo destacar la presencia de Emilio Valdez, quien no venía de ese entorno social, pero estaba bien formado, llevando el peso de las tradiciones culturales que habían caracterizado a los fundadores del partido, quien formó parte de la historia viva del desarrollo del movimiento campesino, que creo logró vertebrar, hasta que quiso superarse de manera personal y optó por una beca para Bucarest, en Rumania.
Luego de un año, no lo convenció el socialismo existente y decidió establecerse en el norte del planeta, en Suecia, donde estudió y logró cargar con su familia dejada en su tierra natal. Muy buen analista y revolucionario sincero, quien quizás por la lejanía ha perdido contacto con sus orígenes y no ha podido aportar sus conocimientos y vivencia, como lo necesita nuestra sociedad, a la cual espero que le obsequie algún día su versión de esa parte de la historia de grandes convulsiones sociales, que no ha sido relatadas por nadie y que ayudó a la formación del nuevo pensamiento social en tiempo de grandes modificaciones en los predios de la frontera con Haití.
6 de julio de 2012. Santo Domingo