15 Marzo 2012, 10:16 PM
La del PLD es campaña que hurta la libertad de voto de la ciudadanía
Escrito por: MANUEL DOMÍNGUEZ MORENO
En los tiempos electorales que corren la ciudadanía vive protegiéndose de una avalancha publicitaria que cada día cae más pesada, más amenazante, más arrogante. Porque hay publicidades benignas y malignas, maquiavélicas. Como hay campañas limpias y tolerantes, respetuosas y campañas publicitarias sucias, abusivas. Y en el marco de la campaña electoral dominicana se hizo la luz. Porque una campaña sucia solo existe para quien ya está manchado, mojado, y bien regado.
El abuso, autoritarismo, y la manipulación llevada a sus últimas consecuencias, están dirigiendo una sobredosis de publicidad con demasiados efectos perjudiciales para la salud democrática. Y lo verdaderamente peligroso de esta corrupción es, concretamente, cómo el PLD está induciendo a la ciudadanía, inyectando, desde los medios de comunicación y otras esferas de poder. Desde los métodos de inducción más vanguardistas, poderosos por estar dotados de infinitos recursos y autoridad, están convirtiendo esta campaña en un escaparate que debilita seriamente el propio sistema democrático.
La del PLD es una campaña que hurta la libertad de voto de la ciudadanía, con continuos y profundos ataques al sistema. Sobran los ejemplos. Hay carteles por toda la ciudad asegurando que tienen “asegurado” el 52% de una sociedad en una campaña que secuestra las voluntades populares, que coacciona las ideas y las emociones ciudadanas. Una corrupción manifiesta de la campaña.
Una falta de responsabilidad política que provoca preguntarnos si el PLD, o sus candidatos, sabrán ser responsables cuando se conozca el verdadero resultado que van a tener estas elecciones. Ya veremos si serán capaces, si están capacitados, para estar a la altura y saber reaccionar ante la posible o al menos democráticamente igual que “posible” victoria del PRD.
Aquí está el verdadero peligro porque están sembrando desinformación, confusión, dudas para una sociedad cansada de tanta manipulación. De tanto entretenimiento. Los porcentajes de pobreza, o situaciones de vidas al límite, son tan significativos que, por supuesto, una parte de votantes votará al PLD. Pero, ¿qué va a pasar con esta información manipulada? El pueblo dominicano verá que todas sus ilusiones y metas son teledirigidas e inducidas. Pero inducidas a la desesperación, la decepción, la frustración. Nunca ha existido tanta distancia entre lo percibido y lo real. En esta jungla mediática lo que ves no es lo que consigues. Y no solo la sociedad quedará sumida en este estado de desaliento colectivo, porque estamos corriendo el muy grave riesgo, además, de que la violencia forme parte, sea una de las consecuencias, de este estado de no saber reaccionar ante el resultado electoral.
La responsabilidad máxima de un candidato es asumir y saber manejar, en una democracia, las dos posiciones, las dos posibilidades. Ganar o perder. Y en el caso que nos ocupa, tanto mensaje inducido o tanta publicidad, nos hace pensar que el PLD solo está capacitado y programado para ganar.
Debemos considerar que estas elecciones están muy reñidas, donde los márgenes no sean, probablemente, similares a los de otros comicios, y cuando los instrumentos electorales, según declaraciones de organismos internacionales y nacionales, no están garantizando al 100% la transparencia y el juego limpio. Y, más aún, debemos considerar cómo los candidatos, cómo la campaña del PLD se dirigen a la sociedad con ese triunfalismo absoluto que solamente asume o admite la victoria.
He dicho en muchas ocasiones que es más perversa la corrupción de la publicidad engañosa y la del mismo comunicador que la de los propios políticos. El político corrupto hurta los presupuestos del pueblo, hipoteca el futuro de las personas, y los comunicadores o la misma publicidad hurtan las libertades del pueblo.
La libertad del ser humano es su único y mejor patrimonio moral. Lo peor que le pude ocurrir a un pueblo es aceptar una dictadura democrática o una democracia inacabada, un sistema democrático inacabado como le gusta decir a un aprendiz de líder que se ha despedido del primer plano sin tocar el cielo.
Solo el necio confunde valor y precio, como escribiera el gran Antonio Machado.